Wednesday, May 26, 2021
Avión de Bielorrusia: la "tormenta perfecta" obliga a la UE a actuar con rapidez
Por Nick Beake
Corresponsal de la BBC en Bruselas
Publicado hace 9 horas
"Si no hubieran actuado ahora", me dijo un alto diplomático, "la política exterior de la UE como instrumento para proyectar poder geopolítico estaba prácticamente enterrada".
El acuerdo alcanzado anoche por los 27 líderes europeos sobre Bielorrusia fue inusualmente rápido, lo que llevó a altos funcionarios de Bruselas a afirmar que habían tomado medidas duras ante un acto totalmente inaceptable.
Exigiendo la liberación inmediata del periodista disidente Roman Protasevich, acordaron que las compañías aéreas bielorrusas deberían ser prohibidas en los cielos europeos y que las compañías aéreas de la UE no deberían volar sobre Bielorrusia, con un plan para nuevas sanciones económicas específicas.
"Ha sido una sentencia unánime", declaró la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una rueda de prensa celebrada a primera hora.
"Fue un ataque a la democracia, a la libertad de expresión y a la soberanía europea y necesitaba una respuesta contundente".
Sin embargo, la misma diplomática sugirió que la crisis que había precipitado Minsk representaba una "tormenta perfecta": las circunstancias eran tales que la UE habría tenido dificultades para no conseguir algún tipo de acuerdo.
El jefe de Ryanair, Michael O'Leary, afirma que había agentes de seguridad del KGB en el vuelo.
En primer lugar, la conmoción por el hecho de que se pusiera en peligro la vida de los pasajeros que viajaban entre dos capitales de la UE.
En segundo lugar, el motivo de su puesta en peligro parece ser el deseo de detener a un periodista disidente.
En tercer lugar, los funcionarios de la UE ya estaban en una fase avanzada de endurecimiento de las sanciones existentes contra el régimen de Lukashenko.
¿Qué ocurre con la interceptación de un avión militar?
Algunos se preguntan si Hungría podría resistirse a nuevas medidas contra Bielorrusia. El Primer Ministro Viktor Orban ha seguido prestando su apoyo a los 27 años de gobierno de Alexander Lukashenko, en medio de las acusaciones de manipulación de votos y de la brutal represión de los disidentes. Pero parece que Orban no estaba dispuesto a buscar pelea anoche.
¿Qué diferencia supondrán las sanciones?
En este momento, es difícil saber qué impacto tendrá el refuerzo de las sanciones. Los funcionarios de la UE están evaluando qué personas y empresas (y, por lo tanto, qué sectores) que han apoyado al gobierno bielorruso se verán afectados.
Los líderes pueden haber acordado el principio de reforzar las sanciones económicas, pero ha habido división dentro del bloque en cuanto a los detalles.
Alemania, Italia y Francia, países con considerables lazos comerciales con Minsk, se han mostrado reacios en las últimas semanas a emprender un camino que pueda poner en peligro sus propios intereses económicos legítimos. Los medios de comunicación alemanes informan de que unas 350 empresas podrían verse afectadas por el endurecimiento de las medidas, entre ellas gigantes como Siemens y Bosch.
En los próximos días, esto podría convertirse en una fuente renovada y acentuada de desacuerdo entre las capitales.
¿Qué más puede hacer la UE?
Como se había adelantado, la respuesta a lo que se ha descrito como "secuestro patrocinado por el Estado" y "piratería aérea" se centró, en parte, en el sector de la aviación.
En este caso, la UE no fue la primera en actuar: el Reino Unido y Ucrania ya habían anunciado la prohibición de los aviones bielorrusos y habían pedido el boicot del espacio aéreo bielorruso. Pero esta acción colectiva servirá para aislar aún más a Bielorrusia, y de forma significativa a su población, lo que será preocupante.
Por qué la UE suele actuar con lentitud
Para los críticos de la UE, la política exterior ha sido durante mucho tiempo el talón de Aquiles del bloque: un enfoque supranacional que con demasiada frecuencia no da en el blanco. Dos acontecimientos recientes simbolizan las dificultades del bloque, tanto en términos políticos como prácticos, para actuar con una voz coherente y unificada.
En primer lugar, la incómoda visita a Moscú de Josep Borrell, el responsable de la política exterior, en febrero, cuando no supo defender a los líderes europeos de las acusaciones de mentir.
En abril, en Ankara, se vio cómo a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se le negó un asiento, aparentemente por ser mujer, mientras que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, recibió un trato VIP.
Tras estas artimañas de la Rusia de Putin y la Turquía de Erdogan, otro "hombre fuerte", la Bielorrusia de Lukashenko, se ha adelantado esta semana para presentar una prueba en el ámbito de la política exterior. Bruselas considera que ha estado a la altura del desafío.
Pero si había alguna esperanza de que el consenso europeo convergente tuviera un impacto inmediato sobre Lukashenko, duró poco.
Mientras se acordaban las medidas más duras a puerta cerrada en la cumbre de la UE, el propio dirigente aprobaba medidas más estrictas: la prohibición de retransmitir en directo las protestas que su gobierno no ha autorizado.